La tesis que busca defender este escrito refiere a que la comunicación opera como un elemento central del dispositivo colonial. Entiende que su funcionamiento se da en niveles de ejecución diferenciados, pero complementarios, los cuales requieren de una analítica del poder colonial. Primero, se propone que el campo científico de la comunicación está sujeto a una racionalidad colonial inaugurada por el ‘ego-conquiro’, lo que permite establecer una lectura alternativa y complementaria a los estudios comunicacionales que observan en la Retórica de Aristóteles sus fundamentos basales. El segundo eje de reflexión, busca comprender la comunicación como una práctica de mediación social. Al respecto, se señala que las modalidades hegemónicas de la comunicación tributan a los procesos de fragmentación que experimenta toda sociedad colonial. El escrito finaliza con una reflexión sobre la necesidad de avanzar en una agenda descolonizadora de los estudios y prácticas comunicacionales.