Debo confesar que algo del diálogo entre Einstein y Tagore me ha afectado de manera singular. Me refiero al ejemplo de un mundo vacío del hombre argumentado por Tagore. Un mundo generado por los hombres, pero sin los hombres. Se atropellan en mis sienes las ideas de inutilidad, desperdició y locura. Pienso en la bomba de neutrones, una creación pensada por hombres singulares al servicio de potencias económico-políticas igualmente singulares, entendiéndose que la singularidad no implica ningún...